Un domingo estábamos tomando algo con unos amigos en una cafetería y presentándoles a nuestro segundo retoño cuando al levantarme me dí cuenta de que estaba mareada y que me iba para los lados; así que al llegar a casa mi marido me preparó la cena y me acosté.
A las 5 de la mañana mi marido se levantaba para ir a trabajar y yo me levanté al baño porque no me encontraba bien, automáticamente vomité y todo a mi alrededor empezó a darme vueltas, fuimos a urgencias y me pincharon y me dijeron que eran vértigos pero los días pasaban y la cosa seguía exactamente igual: más vómitos y todo dándome vueltas continuamente y con 2 niños uno de 4 años y otro de unos 4 meses, todo un espectáculo! Fuí a varios médicos privados un otorrino por si los vértigos venían del oído, fisioterapeutas etc. Después de un mes y pico en la cama así llegó el cumple de mi hijo mayor, era la primera vez que lo iba a celebrar con todos sus amigos del cole y teníamos un sitio reservado con una animadora, merienda… así que fuí apoyándome en el carrito de mi bebé aunque seguía andando hacia la izquierda sobre todo cuando quería ir recto. Lógicamente me ocupé de decirles a los demás padres que no había bebido sino que tenía vértigos. Aún encima de estar como estaba me daba vergüenza lo que los demás padres pudiesen pensar! tocáte los…
Desde que empezaron los vértigos no cesaron y un día me levanté y me di cuenta que veía borroso del ojo derecho y viendo que no me pasaba hablé con mi médica así que fui a hacerme más pruebas pero aparentemente no había nada dañado, no sabían muy bien que pasaba, hasta que fui a un neurólogo privado que me vió y me dió la sensación de que sabía perfectamente que pasaba, llamó a una neuróloga que él conocía y que ese día estaba de urgencias y me dijo que me fuese para allí.
Así que allí me fuí y básicamente tomó datos de mis síntomas y me dijo que me llamarían para hacerme más pruebas.
Después de una resonancia magnética me llamaron para que fuese a hablar con mi neuróloga y con el enfermero y me dijeron que si podía fuese acompañada.
Y mi neuróloga, Inés me mandó hablar con César, mi enfermero de referencia así que nos contó a mi marido y a mí lo que había esclerosis múltiple recurrente remitente. Toma bofetada! Yo me quedé como si me hubiesen dicho que al día siguiente llovería pero mi marido empezó a llorar así que me centré en él y le dije que íbamos a salir adelante! que se lo prometía! Y así vamos, con vértigos que me acompañan todos los días en mayor o en menor medida con el ojo que solo se me “pone borroso” cuando estoy nerviosa o tensa y con 2 niños preciosos y con el mejor marido del mundo! Luchando! Aunque no voy a mentir y diré que hay días grises en los que los miedos te invaden pero de eso hablaremos en otro momento!
@mamaconesclerosis