El domingo pasado me levanté agotada! Como si acabara de llegar a casa después de una noche entera de parranda!
Levantarte así es complicado, yo me paso el día fantaseando con la hora de meterme en la cama! y el día se me hace interminable muchas veces!
Cuando hablo de fatiga, en mi caso me refiero a la fatiga física pero sobre todo a la fatiga mental, a esa fatiga que no te deja pensar con claridad, que hace que no te salgan las palabras y que mantener una conversación se convierta en un reto! Y cuando para rizar el rizo tengo que pasar el día yo sola con los peques … pues qué os voy a contar!! Llego a la noche chispeando más que un árbol de navidad!
La mañana fue intensita, entre deberes del mayor, preparar la comida y estar con los peques y después de comer, como no me sentía con fuerzas para bajar al jardín a jugar con mis dos pequeñajos así que después de comer vimos una película para poder aprovechar el ratito en el sofá.
Después de la peli ellos estaban a tope de energía y empezamos a sacar juegos de mesa para jugar. El mayor trajo el twister y después de intentarlo durante cinco minutos me dí cuenta que era una locura que yo intentara jugar a ese juego para contorsionistas, así que le dije a mi hijo que yo no podía jugar a ese juego (después de jugar esos cinco minutos me levanté con un mareo increíble y me dolían hasta las pestañas).
“jo mamá! con lo bien que nos lo estábamos pasando!! Jugamos solamente un poquito más”
Ay… Sí cariño! yo me lo estoy pasando muy bien con este colocón!
Entiendo que mi hijo tiene 7 años y por lo tanto es un niño que quiere seguir jugando, a pesar de su corta edad es muy raro que diga este tipo de frases, la mayoría de las veces intenta adaptarse a la situación y me pregunta: “vale, ¿como podemos hacerlo mami? y me lo como entero a besos!
Pero el domingo cuando me dijo esto sentí un pellizco en el corazón! Para qué nos vamos a engañar?? Es duro! Aunque cuando veo que me estoy dejando llevar hacia abajo empiezo a hablarme a mí misma, “a ver! bastante jodida estás tú con tu mareo y tus dolores para sentirte culpable por estar así! Jugais a otra cosa y ya está! Es normal que te diga eso! Solo quiere seguir jugando! Venga! Piensa en otro juego rápido!
Sí! me hablo a mí misma! pero nunca he presumido de estar cuerda! jajaja
La tarde transcurrió entre otros juegos y conversaciones y al final nos lo pasamos genial!
Imagino que sentir estos pellizcos en el corazón cuando tienes esclerosis y eres madre o padre forma parte de la “nueva normalidad” en la que vivimos a partir de nuestro diagnóstico.
Muchísimas gracias a todos los que me seguís leyendo! No os lo puedo agradecer lo suficiente!