El otro día os conté que fuí con mi chico de casi ocho años a un cumple de una amiga.
El cumple era en una bolera y nos permitía a los papás y a las mamás tomar algo tranquilos mientras veíamos a los peques jugando a los bolos.
No me apetecía nada ir! Llevaba unos días con mi cerebro en modo vago! Pero me arreglé, me puse los labios rojos (los que habéis leído mi libro sabéis que para mí los labios rojos son empoderantes) y me fuí con la intención de pasar una tarde agradable. Y lo hice!
Estuvimos charlando acerca de los peques, de lo mucho que habían crecido y de lo guapos y cambiados que los encontramos y cuando surgía un comentario de ¿te acuerdas cuando…? mi respuesta siempre era sí, claro! aunque no tuviera ni idea.
Llegué a casa cansada pero muy contenta!
Y al día siguiente al levantarme mi cerebro me lo dejó claro clarinete! “amiga, ayer hice un esfuerzo para que tú pudieras estar de charleta! Hoy déjame en paz! estoy agotado!”
Y sí! estar sentada, tomando algo y conversando había sido un esfuerzo! Parece mentira! lo sé! Pero vosotros compis de esclerosis sabéis que es así!
Así que ayer estuve agotada física y mentalmente! parecía que en vez de en un cumpleaños infantil había acabado en un after después de haber bebido hasta el agua de los floreros!
Con el tiempo, vamos conociendo mejor a nuestra compañera de vida y sabemos perfectamente cuando nos está dando un breve respiro que al día siguiente nos facturará como le dé la gana! Pero sabéis lo que os digo? Que nos quiten lo bailao compis!
Espero como siempre vuestros comentarios y os mando un abrazo enorme a todos y cada uno de vosotros! Que tengáis un buen fin de semana!